lunes, 9 de noviembre de 2015

Ojalá encuentres lo que estás buscando...

Hoy, después de meses de sospecharlo, me enteré de una dolorosa y triste realidad. Al respecto podría responder con cosas muy hirientes pero lamentablemente ciertas pero no lo haré porque nunca, ni al final ni aún sabiendo todo lo que me habías hecho, cruzó por mi cabeza la idea de hacerte el más mínimo daño. 

Me resulta inconcebible el herir deliberadamente a alguien que alguna vez ocupó el lugar más especial de tu corazón. 

Puedes y podrás decir de mí en lo personal y en lo laboral todo lo que quieras. Puedes convertirme en un monstruo para no tener que sentirte mal por todo el daño que me hiciste, no importa. No puedes dolerme más de lo que ya me doliste. 

Pero no olvides que no importa qué tan rápido corras, que tan bien te escondas o qué tan lejos llegues, no puedes escapar ni lo que en realidad eres ni de lo que de verdad hiciste.

Por mi parte te perdono, no te guardo rencor alguno y juro solemnemente jamás pagar ni responder de la misma manera que lo has hecho tú. Eres libre, como siempre lo fuiste, de hacer lo que tú quieras.

Ojalá encuentres lo que estás buscando...

lunes, 3 de agosto de 2015

Caerse y levantarse...


Este fin de semana estaba con mi hija, ella estaba en el brincolín y se dejó caer (le encanta hacer eso) y sucedió lo siguiente:

- Papá, mira, me caí (dijo mientras se reía)
- Está bien, mi amor. Levántate. Total, para eso estamos aquí.
- ¿Para eso estamos aquí? ¿Para que me pueda caer y me levante?
- Sí, mi amor, para eso estamos aquí, para caernos y levantarnos.


Y de pronto me pareció que no estábamos hablando ya del juego o del brincolín... Sin quererlo, creo que Sofía y yo tuvimos una plática muy profunda... Y en eso llevo pensando desde ayer, para eso estamos aquí: para caernos y para levantarnos.


Excelente inicio de semana para todos


(9 de marzo de 2015)


lunes, 10 de noviembre de 2014

Lo que nadie quiere decir, escuchar o aceptar sobre Ayotzinapa

Antes de empezar con esto quiero dejar muy claro lo siguiente:

  1. Ninguna acción que hayan podido realizar los normalistas de Ayotzinapa puede justificar lo que les sucedió; encuentro aberrante cualquier declaración o comentario o que indique o sugiera que “ellos se lo buscaron” o que “si hubieran estado haciendo lo que tenían que hacer en lugar de andar de revoltosos, nada de esto hubiera pasado”
  2. El reclamo de la sociedad por justicia, no sólo en el caso Ayotzinapa sino en cualquier otro caso de injusticia, es completamente legítimo y lo comparto. Sin embargo, no comparto de ninguna manera las expresiones o los llamados a la violencia para exigir y/o lograr la acción de las autoridades 
  3. Lean por favor en Los Diálogos de Platón el Diálogo de Critón; las injusticias deben ser respondidas con actos de justicia y no con otra injusticia
  4. Creo, lamentablemente, que existe gente mala (de mala entraña diría mi amiga María Luisa). Querer explicar el fenómeno de la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado y la complicidad o solidaridad con éstos como una respuesta social a la carencia y necesidad me parece que es querer dar una respuesta simple a un fenómeno complejo y que tiene su raíz en un asunto de naturaleza humana además de social.
  5. Lo que aquí escribo no está influenciado por mi militancia partidista, lo escribo de manera personal y expresa mi sentir y mi opinión. Descalificar opiniones por el origen social, político o económico de persona alguna jamás ha sido lo mío. Lo que aquí digo lo diría aunque trabajara yo en otro partido, fuese apartidista o los involucrados en el asunto fuesen del color o la ideología que fueran. 
Escribo esto, como lo he hecho en otras ocasione, pues no puedo seguir callado y quiero hacer pública y manifiesta mi opinión al respecto

Ahora, primero lo primero:

No #FueElEstado

Durante la primera marcha multitudinaria en la capital del país, la cual llenó la plancha del Zócalo y, si no mal recuerdo, dio aún para más, una frase se impuso en la mente de los manifestantes y se ha erigido como el lema de la protesta “Fue el Estado”.

Quien haya ideado la frase sin duda, como la gran mayoría de nosotros los ciudadanos, debe estar harto de la incompetencia e ineficacia del Estado Mexicano para resolver el problema de inseguridad en el país y, sin duda alguna, debía estar, como debemos estarlo todos, horrorizado y encabronado por la complicidad de algunos órdenes de gobierno con el crimen organizado. Entiendo que ahí venga la frase, usada en redes sociales como, #FueElEstado

Sin embargo, unos de los grandes problemas que creo afecta a la sociedad es el de no saber llamar a las cosas por su nombre. Pongo como ejemplo el caso de aquellos que querían que Felipe Calderón fuera juzgado por genocidio debido al gran número de muertes y ejecuciones durante su mandato, derivadas, según quienes impulsaban dicha propuesta, de la estrategia del ex presidente de combate al narcotráfico y al crimen organizado.

El genocidio, los crímenes de lesa humanidad y el asesinato en masa con cosas muy distintas (http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/memo1.html) (y no acuso de ninguna de las tres a Felipe Calderón) A lo que voy es que es acusar de genocidio al entonces presidente resultaba rentable mediáticamente y creo que esa es la virtud de la frase #FueElEstado pero no por ello creo que en efecto el Estado haya asesinado, desaparecido o secuestrado los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa. Tampoco creo que se trate de un crimen de Estado pero no por ello el hecho deja de ser aberrante, reprobable o deja de merecer justicia. Sólo creo que debemos llamar a las cosas por su nombre

(A propósito de llamar a las cosas por su nombre me vino a la memoria hace poco una campaña del Consejo Mexicano de la Comunicación que incluía frases como “Al que robe, llámalo ladrón” “Al que dé mordida llámalo corrupto” o “Un delito grande empieza con uno pequeño” Cuánta razón en esa campaña, pero de esto hablaré más adelante)

¿Qué es el Estado? ¿Es lo mismo el Estado que el Gobierno? ¿La falta de respuestas y resultados expeditos convierte el crimen de Ayotzinapa en crimen de Estado? Empezaré primero por responder la última cuestión que planteo: no, a menos de que las deficiencias que puedan acusar algunos (muchos, varios pero definitivamente no todos lo señalan o creen así) en las investigaciones y resultados de la investigación fuesen resultado de la complicidad del Gobierno Federal (pues éste atrajo la investigación) con José Luis Abraca, su mujer, “El Gil”, las policías municipales de Iguala y Cocula y/o el grupo criminal de “Guerreros Unidos”. Tal vez podamos hablar de incompetencia, de ineficacia o de una respuesta lenta, pero sin la intención de complicidad para desaparecer, (todo parece indicar que) asesinar o encubrir a los responsables de la desaparición de los normalista de Ayotzinapa, no podemos hablar de un crimen de Estado.

¿Es lo mismo el Estado que el Gobierno? Se pueden parecer y es común que se confundan pero cualquiera que haya estudiado un poco de ciencias sociales o teoría política debe saber que la respuesta a esta pregunta es un rotundo no. El Estado y el gobierno no son la misma cosa. El segundo es uno de los elementos indispensables para la existencia del primero (los otros dos mínimos indispensables, de a cuerdo con casi cualquier teoría o corriente, para la existencia del Estado son un territorio determinado y reconocido así como una población). La realidad es que el Estado es un ente teórico y abstracto cuya parte más visible es, tal vez, el gobierno. En varias ocasiones es preguntado a quienes utilizan la frase #FueElEstado si el (ex) presidente municipal de Iguala, la ex presidenta municipal del DIF o el jefe de la policía municipal son El Estado, nadie me ha respondido con sí a rajatabla, lo más cerca que han llegado (no recuerdo si fue @JorgeMGalvan, amigo y colega militante a quien admiro y respeto pero con quien muchas veces no estoy de acuerdo, o no del todo; o @luiscarrera1986, tuitero con quien llegué a intercambiar opiniones al respecto) fue que, al menos Abarca y el jefe de la policía municipal forman (o formaban) parte de lo que es el Estado.

Aunque dedicaré un parte en específico de este espacio a la conferencia de prensa de Murillo Karama del día 7 noviembre sobre los resultados de la investigación, quiero retomar una parte de lo que ahí se dijo para poder llegar a quiénes son los culpables y responsables directos (de los indirectos hablaré más adelante) de la tragedia de los 43 normalistas.

De acuerdo con las investigaciones y declaraciones de la PGR, después de ser detenidos por elementos de la policía municipal de Iguala, con apoyo de elementos de la policía del municipio de Cocula, los 43 normalistas fueron subidos a camionetas y patrullas de la policía municipal y llevados a una brecha en la que fueron entregados a miembros del grupo criminal Guerreros Unidos. Va de nuevo para ser muy claros, la policía municipal de Iguala detuvo y entregó a los normalistas al cartel de Guerreros Unidos. Los responsables directos de velar por la seguridad y la tranquilidad de los habitantes de Iguala detuvieron y entregaron a los normalistas a un cartel del crimen organizado, este es uno de los elementos del caso que me parecen de lo más escalofriante: la policía entregando detenidos al crimen organizado para que ellos, los delincuentes, hagan con los detenidos lo que les parezca conveniente. Los policías de Iguala se convirtieron en cómplices y criminales con este acto, se convirtieron también en los verdugos de los normalistas.

Tenemos entonces ahora a nuestros primero responsables, el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, quien dio la orden de detener a los normalistas y la policía municipal de Iguala que los detuvo y los entregó al crimen organizado.

Reconozcámoslo, estamos hasta la madre, pero no fue el Estado, los culpables tienen nombre y apellido

No fue el Estado, fue una red criminal que se hizo del poder y control de al menos dos municipios de Guerrero (Iguala y Cocula). Pero ahora pasemos a otro punto igual de importante, ¿cómo es que estos hijos de puta (no encuentro otro calificativo) se hicieron del poder total en esta zona? ¿Quién los protegía? ¿Nadie sabía de sus actividades criminales?
¿Se imagina usted el grado de locura o certeza de que nadie te podrá o querrá poner un dedo encima si decides desaparecer y matar a 43 personas?

Se dice, no me consta, que la mujer de Abarca era amante del ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre.

Se dice que Bejarano acusó a Abarca de nexos con el crimen organizado ante la PGR pero, pequeño gran detalle, lo hizo de dicho, no presentó denuncia formal o evidencia.

Se dice que, al menos en la cabecera municipal, la gente sabía que los Abarca debían estar metidos en cosas turbias pues su ascenso económico y político levantó sospechas de más de uno

Se dice que un aspirante a la presidencia municipal le dijo a Andrés Manuel que Abarca estaba coludido con el crimen organizado y que no convenía tenerlo de candidato, hasta le habría entregado al tabasqueño un folder con evidencias de sus dichos. AMLO dijo ya no tener conocimiento de esto y no conocer a Abarca. También se dice que el PRI quería a Abarca como su candidato pero al final lo postuló el PRD (este no es un comentario con bandera partidista. De hecho al respecto me extenderé en unos párrafos más adelante)

Es decir, casi todos en Iguala sabían que algo escondían José Luis Abarca y su mujer. Más aún, había varios que además de sospechas tenían pruebas pero, oh, cómo son las cosas, presentaron las pruebas a todos menos a quien se las tenían que presentar; a la autoridad competente.

Y ahora para exponer cómo es que esta gente llega a donde llegó me toca jugar un papel que me gusta y me desagrada a la vez, el de Abogado del Diablo, y abro aquí un paréntesis para que sepan de qué hablo y a qué me refiero.

En el libro de El Abogado del Diablo de la novelista norteamericana Taylor Caldwell, no el de Morris West, la autora incluye el siguiente relato:

Desde hace mucho tiempo que se nos conoce a los escoceses como una raza que produce abogados astutos, meticulosos y elocuentes y, efectivamente, en ocasiones los ingleses nos designan como 'raza de abogados'. Después de de la teología, los escoceses son amantes de la ley, y hasta el montañés que reside en las partes más remotas resulta una autoridad sobre la ley local o nacional y puede y quiere discutirlas con interés profundamente apasionado.

Un pueblo devoto de la leyes por naturaleza, cuenta con muchas leyendas relativas al respecto. Parece que siglos atrás el Diablo fue encerrado en los calabozos de una oscura aldea montañesa, acusado de diversos crímenes contra la humanidad. Ningún abogado quiso prestarse para su defensa, pero por último un juez escrupuloso le designó defensor. Toda la localidad se mantuvo resuelta a que el diablo fuese condenado, inclusive el defensor, hombre religioso y de suma probidad. Pasó muchas noches orando desesperadamente. ¿Cómo podría, manteniendo al mismo tiempo su integridad como defensor nombrado, presentar el caso ante el jurado de manera que el Diablo fuera condenado?

Al 'defender' al Diablo, tendría que despertar a la vez al pueblo a la presencia del mal y de los horrores representados por Satán. Finalmente encontró la solución.

¡Presentaría al diablo con todo su poder y toda su terribilidad y toda su infamia, mientras los defendía ostensiblemente! Ganaría la admiración de sus vecinos justos con esa defensa abierta y su respeto al perder el pleito. Por otra arte, ellos aprenderían a reconocer en adelante el mal, después de que él lo hubiera expuesto ante sus ojos.

De manera que condujo su defensa con gran brillo ante el tribunal. Fue revelada con toda sutileza la espantosa fuerza del Diablo ante el jurado y el pueblo reunidos, preguntando al procesado y haciendo que se condenara con sus propias palabras. Con toda pericia, expuso ante la gente el hecho de que el Diablo no se hallaría ahí entre ellos si no fuera por culpa de las propias faltas y la secreta envidia de esas mismas gentes y los pecados y errores de sus mismos corazones. Pudo obtener del Diablo la confesión de que su maquinación contra la humanidad carecía de límites y, a intervalos, exhortó al pueblo a que admirase perversidad e inteligencia tan vastas. Estimulado por la elocuencia del letrado y la aparente defensa que de él hacía, el acusado se extendió aún más en la expresión de su odio contra el mundo y cuanto éste contenía.

El pueblo escuchó lleno de terrible culpa y de temor. Recordó sus sufrimientos bajo la influencia del mal y cómo contribuyera a ese poder tan maligno, a través de su estupidez, de su envidia contra el prójimo, su avaricia y su falta de compasión.

El juez se dirigió después al jurado con estas palabras:

'El mal reside entre nosotros porque lo hemos invitado a venir. Hemos sufrido mucho pero hemos atraído nuestro propio sufrimiento. El Diablo no tendría poder sobre nosotros si no se lo hubiésemos proporcionado nosotros mismos. Nos hemos esclavizado por nuestra propia decisión; nos vemos desesperados por haber llevado la desesperación a nuestros semejantes.Morimos por haber prestado aquiescencia a la muerte. Nos mantuvimos en silencio en lugar de hablar a favor de nuestro prójimo. Por disfrutar de una seguridad momentánea desviamos nuestra mirada mientras era despojado nuestro vecino. En beneficio de una paz fingida pospusimos una guerra contra el mal cuando no nos habríamos movido de nuestro sitio. Llegamos a una componenda a cada paso, sabiendo que no existe arreglo con el infierno. Si el Diablo es culpable, nosotros no estamos exentos de culpa. En su condenación estamos incluidos. Al juzgarlo se nos juzga a nosotros mismos. Que Dios se apiade de nuestras almas.'

El Diablo fue condenado a ser desterrado para siempre del pueblo. Sin embargo, en su celo por exponer al Diablo a la vista del pueblo, el defensor no había contado con lo obtusos y estúpidos que eran su conciudadanos, quienes al no comprendieron en lo más mínimo su proyecto. Y nuestro hombre de leyes fue ahorcado el mismo día que se desterró al Diablo."

(Por cierto, recomiendo este libro ampliamente pues marcó de manera profunda mi forma de ver la vida en temas sociales y creo que puede aportar mucho en la situación que vivimos hoy por hoy, y de desde hace mucho en el país)

No me odien ni me condenen al destino del abogado del relato por lo que estoy a punto de hacer. Sé que a más de uno no le gustarán mis palabras ni mi defensa, sólo me queda esperar que sepan entender mi verdadera intención y para hacer las cosas un poco más fáciles antes de empezar diré lo siguiente:

“Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada." Edmund Burke

En efecto, para que le mal triunfe, basta con que la gente de bien se quede inmóvil y se conforme con ser testigo mudo de la injusticia y la desgracia.

El caso de Iguala es sólo uno de tal vez decenas que podríamos poner en el país. Por un lado, un personaje con amplias posibilidades de llegar al poder se dejó corromper o tal vez llegó pues ya se había corrompido, poco importa qué fue primero. Los criminales vieron en Abraca el personaje que los llevaría tener el control o complicidad de la autoridad más directa, la municipal. Sabiendo esto o no, los partidos políticos veían en Abarca el candidato que con certeza los llevaría al poder en el municipio. La gente de Iguala veía en él algo sospechoso pero no hizo nada y, quien hizo algo, lo hizo a medias o sólo por conveniencia. Óscar Díaz Bello acusó a Abarca con AMLO solamente porque así convenía a sus intereses ya que no entregó las evidencias que tenía contra Abarca a la procuraduría del estado de Guerrero o a la PGR, tampoco salió a los medios nacionales, lo hizo como lo hizo porque quería ser él quien fuese candidato a la presidencia municipal de Iguala, de no haber sido así tal vez nunca hubiera dicho ni hecho nada. Andrés Manuel López Obrador no es autoridad ni procurador como para determinar si lo que le había dicho óscar Díaz sobre Abarca era cierto, en todo caso AMLO lo único que podía hacer era dudar de dar su apoyo a Abarca pero su responsabilidad no es ninguna manera penal en el caso ni el que Díaz le haya dicho lo convierte en cómplice de Abarca, su responsabilidad puede ser moral o política tal vez, pero hasta ahí (sí, hasta ahí, pues hay más responsables, ¿quiénes más que otros? No lo sé, pero tampoco es que no importe sólo trato de demostrar como una serie de acciones que parecen insignificantes llevaron a crear las condiciones para la tragedia)

¿Por qué Bejarano no presentó una denuncia formal contra Abarca ni presentó a la PGR las pruebas que lo llevaron a esas sospechas?

El análisis en retrospectiva parece ser siempre perfecto. Claro, ahora tenemos información que no teníamos antes y podemos lanzar con mucha seguridad y certeza acusaciones pues hoy nos consta lo que antes no nos constaba. Para todos en México es claro que José Luis Abarca es culpable de la desaparición de los normalistas, que eres un criminal, que estaba coludido con el crimen organizado sino de la entidad, por lo menos de la región pero ¿debía bastar la acusación de Bejarano para detener al presidente municipal? Usted podría creer o decir que haber actuado en ese momento hubiera evitado la tragedia. A usted puede indignarle que no se haya hecho nada antes, hoy es claro que Abarca es un criminal pero en aquel entonces no era tan clara. Si se hubiera actuado contra Abarca sólo con los dichos de Bejarano tal vez nada de esto hubiera ocurrido y las 48 o 49 víctimas de Iguala (no son sólo los 43 desaparecidos sino 6 más, heridos y muertos en los hechos de ese trágico día) estarían hoy con sus familias pero ¿y la presunción de la inocencia? ¿O es que acaso debe bastar una acusación informal (por no ser por la vías legales) para detener a alguien? ¿Se imagina usted que yo aquí acusara a @Nachomolinah de tráfico de influencia o a @Juanpisss28 de narcotráfico y ya por eso la policía llegue a sus hogares o trabajos a detenerlos?

(Ambos, Ignacio y Juan son amigos míos y en la pregunta hipotética que planteo los acuso ambos de actos de los que en realidad los creo incapaces. Los uso a ellos de ejemplo por la cercanía y la confianza que existe y porque, repito, no los creo capaces de lo que en mi pregunta los acuso)

¿Se imagina que diga yo en este momento que AMLO es un asesino y ya por eso la Policía Federal lo detenga? ¿Se imagina el caos que imperaría si bastara con mi dicho en una plática o comida para que detengan a un diputado o senador? Tal vez usted crea que por ser servidores públicos y con la fama que tienen, sí, eso debería bastar pero…¿Y si acusara yo sin más pruebas a su hijo o a su hermana o usted? ¿No querría usted entonces una investigación con apego al debido proceso? ¿No exigiría usted entonces que presentara yo evidencia?

Repito, en retrospectiva es más fácil denunciar tardanzas u omisiones  , reclamar por actos que hubieran evitado la tragedia, pero la principal diferencia entre los buenos y los malos es que los buenos hemos decidido fijar normas, reglas y leyes que debemos seguir en cualquier caso o para ejecutar una acción determinada con el fin de garantizar certeza, seguridad y justicia a los involucrados mientras que los malos, los delincuentes, los criminales, se pasan por nuestras leyes y normas por los huevos; no les importan ni les interesan, es más se burlas de ellas y sólo buscan la forma de beneficiarse de ellas o de romperlas sin consecuencia alguna, por eso no los malos.

Puede que le parezca aberrante lo que estoy por decir pero ¿Y los derechos humanos de Abarca si lo hubieran detenido sin que hubiera pruebas en su contra?

¿Derechos humanos? ¿Derechos humanos de ese cabrón? Sí, los tiene, se los reconocemos y debemos reconocer siempre todos lo que vivimos en sociedad aunque él y sus secuaces haya tratado como animales y basura a sus víctimas. Por eso somos los buenos.

En lo personal una parte de mí quisiera desollar a los responsables de la barbarie de Iguala, hacerlos pasar por el mismo dolor y sufrimiento que han causado a su comunidad y nuestro país, pero ceder a ese impulso sería convertirme en algo igual a ellos…

Pero estamos aquí, en esta parte, para respondernos cómo llegó esa gente a hacerse del poder en Iguala y Cocula. Llegaron con el apoyo de sus amigos delincuentes, llegaron con el apoyo de un partido político (el que sea y sin tener pruebas concretas de que el partido que los apoyó sabía de los nexos con el crimen o pretendía beneficiarse de ellos. Es más, con el beneficio de la duda, tal vez el partido que apoyó a Abarca no fue testigo mudo sino que fue doblegado y obligado a apoyarlo, quién sabe…) pero lo que es cierto también es que José Luis Abarca no fue el único candidato a la presidencia municipal de Igual, hubo otros, pero Abarca ganó… ¿Cómo ganó? Con el voto de la gente de Iguala…

No sé si la gente de Iguala en 2012 creyó que José Luis Abarca era el mejor candidato o el más preparado o si pensaron que era el más guapo. Por alguna razón (inercia, voto duro, voto de castigo, porque estaban convencidos de que era la mejor opción, porque creyeron que un presidente municipal vincula al crimen organizado garantizaría seguridad del municipio, si lo creían un ángel o le temían por hampón… Vaya, los escenarios son casi infinitos) la gente del municipio de Iguala eligió a José Luis Abarca para gobernar el municipio por el periodo 2012-2015.

Ojo, no digo que la gente de Iguala se lo haya buscado o se lo merezca ya que por alguna razón puso a un delincuente al frente de la toma de decisiones del municipio. Lo que es un hecho es que en 2012 Abarca ganó por la vía democrática la presidencia municipal de Igual (De dar terror ¿no?)

No sé si en algún momento entre la campaña y antes de los hechos lamentables de septiembre pasado, la gente de Igual se haya dado cuenta del tipo de persona que era su presidente municipal ni de las filias que tenía. ¿Abraca era demasiado cuidadoso como para no levantar sospecha alguna? ¿La gente de plano no se dio cuenta? Si la gente de iguala sospecho o se enteró de los nexos de su presidente municipal no parece haber tomado acción alguna ¿por qué? Tal vez por temor (se sabe ahora que más de uno habría perdido la vida por confrontar a José Luis Abarca), no creo que si se enteraron se hayan quedado cruzado de brazos por complicidad. Entendería que hubiese sido por miedo, odiaría que hubiera sido por desidia.

Usted tal vez no lo sepa pero de buena fuente sé que el día anterior a que Abarca pidiera licencia desde la Secretaría de Gobernación se habló con el ex gobernador Ángel Aguirre para no perdiera de vista al munícipe y aún así la pareja de la presidencia municipal de Iguala logró darse a la fuga y permaneció escondida hasta que fue detenida en la capital del país. ¿Complicidad, negligencia, incompetencia?

Parece ahora evidente que no fue una sola cosa lo que llevó al poder a José Luis Abarca y que no fue un solo hecho u omisión lo que desencadenó la tragedia de Ayotzinapa. Los culpables y responsables son muchos, nadie en este caso parece haber cumplido cabalmente con sus responsabilidades u obligaciones.

Los partidos políticos no pudieron ofrecer a Igual un candidato ganador que no fuera un hampón…O por ponerlo de otro modo, la oferta política de los partidos en Iguala en 2012 arrojó como el mejor de ellos, pues ganó las elecciones, a quien ordenara, al menos, la desaparición de 43 personas… Triste. La gente de Iguala no fue vigilante de la persona en el gobierno y si lo fue, no alzó la voz a tiempo, por la razón que sea. El gobierno del estado fue incapaz de evitar que Abarca se diera a la fuga, otra vez, por la razón que sea… Y el gobierno federal parece no haber tenido la sensibilidad e inteligencia (me refiero al aparato de inteligencia e información, no a la capacidad intelectual) para determinar antes la dimensión de la tragedia ni la reacción que esta  desataría en la sociedad.

Seamos claros, quien haya sabido y tenido pruebas antes de esto que Abarca era un criminal y no haya hecho todo, TODO, en su poder y su responsabilidad para llevarlo ante la justicia, tiene parte de la responsabilidad en la tragedia de Ayotzinapa.

Quien haya sabido y no haya hecho nada fue cómplice activo o silencio, sus manos están manchadas.

Quien denunció a toro pasado y por conveniencia, no es más que un oportunista que quiso sacar raja política de la tragedia que aún azota a 43 familias y que lacera el corazón de millones de mexicanos.

Quien pretende pintar este caso con los colores de un partido, ya sea para encontrar responsables o héroes, es un mequetrefe. La tragedia de Ayotzinapa, lo sostengo, no fue un crimen de Estado pero por la dimensión y profundidad de la indignación y la protesta, sí es un asunto de Estado

El Estado, que nos quede bien claro, es el suelo que pisamos los mexicanos y llamamos patria. El Estado somos todos los mexicanos, residamos en el país o no, pues de nosotros emana el gobierno (debemos dejar de ver a los gobernantes como una clase aparte pues también uno más de nosotros) y nadie gobierna el Estado que no sea a nosotros. El Estado es el gobierno en sus tres órdenes; municipal, estatal y Federal, aunque está compuesto por distintas instituciones, quienes ejecutan la acción de dichas instituciones son mexicanos al igual que nosotros, el gobierno no está compuesto de un abstracto, está compuesto de personas (por eso acarrea y es reflejo de los vicios y deficiencias de las personas mismas)
El Estado somos todos. Si fue el Estado, entonces fuimos todos. Gritemos la consigna con esa conciencia.

Hago referencia nuevamente al libro de El Abogado del Diablo de Taylor Caldwell. Creo que ese libro debería ser lectura obligada en cada país libre sobre la faz de este planeta. El libro habla de un pueblo que entregó y sacrificó todas sus libertades y derechos en pos de la seguridad nacional y de un gobierno que tiene ahora sometido a su pueblo bajo el yugo del control y del miedo. Los “buenos” del libro son los milicianos, una resistencia que combate al gobierno establecido desde fuera pero, la gran sorpresa, también desde adentro. Los milicianos saben que hasta que el yugo no sea asfixiante, hasta que las pocas clases privilegiadas no se vean sometidas por el Estado, que hasta que no le quiten a la gente lo poco que aún temen perder, el pueblo no se levantará ni derrocará al régimen que el pueblo mismo erigió para gobernarlo. Con ello, los milicianos recordarán al pueblo que debe ser siempre vigilante de los gobernantes, que beben tener cuidado de a quién entregan el poder y a cambio de qué. El sacrificio que realizan los milicianos es grande pues toman las ropas y el rostro del opresor para incendiar el odio del pueblo contra ellos mismos, pero saben que ese es el precio a pagar para lograr su objetivo, por eso el libro se llama así, el Abogado del Diablo…

Comentaba yo hace unos días en Twitter que la movilización por Ayotzinapa podía ser el comenzar del despertar y que esperaba que no se perdiera el impulso y el momentum (la dirección y la fuerza) para lograr por fin un cambio. Mi amiga @HoyPresentamos dijo que ojalá fuera así pero que había visto muchas veces una chispa así y la había visto apagarse…

Lamentablemente parece ser que el despertar de los países y las sociedades debe alimentarse con sacrificios. No se trata de los 43 normalistas que están desaparecidos, han miles de muertos y desaparecidos a lo largo de décadas de decadencia y apatía. Ojalá estos 43 fueran los últimos, daría mi vida sin pensarlo para que así fuera.

El nivel de organización y solidaridad con la protesta me hace sentir que no se trata de un caso más, que de verdad es el principio de un cambio.

Me sumo a todas las expresiones pacíficas y condeno y aborrezco a quienes aprovechando la multitud y el anonimato realizan actos violentos que nada tienen que ver con el reclamo, justo, por justicia y paz.

Los buenos hemos decidido seguir las reglas y, desafortunadamente, no podemos violar esas reglas para ganar la batalla contra el mal pues no seríamos entonces mejores que ellos sino peores pues habríamos traicionado nuestros principios para lograr la victoria.

Permanezcamos unidos y vigilantes, seamos solidarios y dejemos a un lado la apatía. La política nos compete a todos pues afecta cada esfera de nuestra vida. Basta ya de dejar las decisiones que nos afectan en las manos de alguien a quien no conocemos o le importamos, las consecuencias de ello saltan hoy a la vista.

Organicémonos no solo para exigir al gobierno resultados, sino también para exigir de nosotros mismo no más sino lo mejor.

Denunciemos a quien roba, corrompe o se burla de la ley. Dejemos ya las actitudes que parecen insignificantes pero que ayudan a generar las condiciones para que el crimen y la delincuencia prosperen. Basta de alabar a quien logra burlar con éxito la ley siempre y cuando no me afecte a mí y denunciar sólo cuando me conviene.

Veamos más allá de los partidos o las clases sociales y pensemos como sociedad. Veamos no por el beneficio propio sino por el de la mayoría y comencemos a llamar a las cosas por su nombre.

Basta ya de esta doble moral:




Hasta aquí la primera parte (Escribiré por partes sobre la conferencia de prensa del 7 de noviembre, la marcha del 8 y la quema de la puerta de Palacio Nacional, cultura ciudadana y de la legalidad y algunas otras cosas relacionadas)

martes, 28 de enero de 2014

Breve ensayo sobre el amor

Por raro que pueda parecer, todo lo que escribo a continuación parte de la siguiente anécdota: hoy por la mañana, mientras platicaba por Whatsapp con una amiga, ella me mandó la siguiente imagen de un perro con un letrero que puede leerse como “I (love) (bacon)” o lo que es lo mismo “Amo el tocino”, a lo que le respondí:




-Ese perro sabe. No tendría empacho en darle hogar y alimentarlo.

-No Carlos, no. No pueden vivir de tocino (…)

-No importa. Sabe que ama el tocino aunque no pueda vivir de él o no pueda tenerlo diario; ama al tocino independientemente de su situación con él. Ese es mi tipo de perro. Ese es amor de verdad.

Lo sé, puede sonar ridículo que ese breve diálogo haya terminado en todo esto, pero es verdad

Esa plática me dejó pensando todo el día en lo que es el amor de verdad, un amor que no depende de la distancia, la cercanía o la frecuencia; no depende de la disponibilidad o si puede retenerse o no.

Uno no ama porque lo puede tener diario. No se ama porque sin ello no se puede vivir; eso se llama necesidad o apego, no amor.

El Amor, así, con mayúscula, sabe que ama, sabe a quién ama. Claro que tenerl@ cerca es siempre mucho mejor, claro que estar con él o con ella sería lo ideal, pero ese amor, Amor, sabe que no necesita saber suyo alguien, lo que necesita es saberlo bien y feliz, en ese orden.
La primera persona a la que amé de verdad con todo mi corazón, a la que amé por encima de mí, es mi sobrino Carlos Daniel. La primera vez que lo vi, en cuanto lo cargué, supe que lo amaba más que a nada o nadie. Tenía apenas unas horas de nacido y en esos momentos, y por mucho tiempo, dependía y depende de alguien más para poder cuidarse, para poder satisfacer sus necesidades, para protegerse y para tener lo necesario para ser feliz.

Nunca en mi vida había sentido algo así. En cuanto lo tuve entre mis brazos me di cuenta de lo indefenso y frágil que era, y en ese momento, sin pensarlo o proponérmelo, mi propósito fue cuidar de él.

Conforme C.D. fue creciendo y fui teniendo la oportunidad de enseñarle y aprender de él, me di cuenta de que mi principal preocupación ha sido, y siempre será, su bienestar, así que un día, platicando de muchas cosas, llegamos juntos a la conclusión de que cuando uno ama a alguien lo primero que hace es cuidar de esa persona.

Asimismo, en alguna ocasión leí que el amor no puede permanecer estático. Puede ser silencio o elegir guardar silencio, puede no utilizar palabras, pero el amor, quien ama, siempre hace. Se puede amar sin palabras pero no sin acciones. Me parece que esta idea complementa muy bien la conclusión a la que llegamos mi sobrino y yo. El amor cuida, y para cuidar hay que hacer (dar).

También, en uno de mis libros favoritos, leí que el amor, por lo mismo de que no puede permanecer estático, siempre fluye y se multiplica. Como consecuencia de ese flujo y ese crecimiento, la explicación más precisa sería que una consecuencia misma del amor es que éste se derrama. Mi madre decía que su abuela decía “el que quiere la col quiere las flores de alrededor”. No fue hasta que comprendí que el amor se derrama que pude apreciar la profundidad y la razón que lleva el dicho que usaba mi bisabuela.

Cuando amas a alguien, poco a poco vas aprendiendo a amar todo lo que rodea a esa persona. Adquieres interés y gusto por las cosas que le gustan o le hacen feliz, te preocupas por aquellas personas que le preocupan. De una u otra forma tu horizonte se amplía y vas asimilando como propias las cosas y situaciones que definen al ser amado (es este proceso y no el amor imposible al que se refiere el amor platónico. Un amor de ideas e ideales más que de sentimientos y pasiones)

Solemos, por una gran diversidad de razones, atribuir al amor condiciones/elementos/propiedades que no tiene, que en realidad no son propias de él. “Ama hasta que te duela, si te duele es buena señal” (me parece que dicha frase se atribuye a la Madre Teresa de Calcuta), no me malinterpreten, no pretendo poner en duda su grandeza y la calidad humana, pero honestamente estoy en desacuerdo con su idea sobre el amor. El dolor no es una propiedad inherente del amor. No por ser amor debe doler. Hay que comprender que dicha frase la acuñó una religiosa, y uno de los defectos más grandes que encuentro yo en casi todas las religiones es la búsqueda de la redención mediante el dolor y la expiación de culpas. Así pues, no debe sorprender a nadie que la religión asocié el amor, en cualquiera de sus manifestaciones, con el sufrimiento y el sacrifico.

Desde mi perspectiva, toda renuncia a bien alguno o esfuerzo que se haga en beneficio del ser amado no representa un sacrificio porque se realiza con gusto, se hace buscando un bien mayor; el bienestar del ser amado.

No quiero decir que el amor no duela o no deba de doler de vez en cuando. Lo que trato de decir es que el dolor no es prueba ni requisito del amor.

Por supuesto que en ocasiones, cuando nos lastiman o no obtenemos lo que queremos, nos duele. Es obvio que al abrirnos emocionalmente con alguien, al dejarlo entrar y que nos conozca como pocas personas pueden llegar a hacerlo, dotamos a esa persona de una capacidad muy especial para lastimarnos, sea o no apropósito.

“Amar es darle a alguien el poder de destruirte esperando que jamás lo haga”

La frase anterior, por mucho terror que pueda inspirar al momento de elegir abrirse a alguien o no, trata sobre una de las cualidades que sí definen al amor: la confianza.

Uno de mis grandes gustos, que no suelo divulgar o presumir, es mi gusto por los comics y los superhéroes. Por supuesto que uno de mis favoritos, sino es que mi preferido, es Superman. Lo es por amplias y diversas razones, una de ellas es que se trata de la versión moderna del mito del dios entre hombres. Pero idea, sin conexión aparente con lo que he escrito hasta el momento, tiene su razón de ser.

Existe, como tal vez muchos de ustedes no sepan, una edición especial anual de DC Comics de Bat-man y Superman. En una de sus aventuras (Superman/Batman #49), después de derrotar a Lex Luthor, por aquel entonces Presidente de los Estados Unidos, y de éste se diera por desaparecido, Lana Lang, el primer amor de Superman, mucho antes de que apareciera en su vida Lois Lane, asumen el control de Luthor Corp y decide llevar a cabo uno de los planes más oscuros de Lex Luthor, desterrar a Superman del planeta Tierra. Luthor Corp llevaba tiempo acumulando un arsenal de armas enriquecidas con kriptonita, irónicamente son los restos del planeta natal de Superman y una de las pocas substancias que pueden dar muerte al Superhéroe. Al descubrir los planes de la compañía, Superman vuela hasta la torre de Luthor Corp y busca convencer a Lana de destruir dicho armamento. Gran sorpresa recibe Superman cuando Lana explica la verdadera naturaleza de sus planes. La idea es detonar todo el armamento enriquecido con kriptonita en la atmósfera terrestre haciendo imposible para Superman permanecer en el planeta. Después de un diálogo en el que cada uno expone sus razones y argumentos, Lana termina por presionar el botón que libera los misiles y Superman tiene que abandonar la superficie del planeta en lo que sus amigos de la Liga de la Justicia logran eliminar todos los rastros de kriptonita dejados por el ataque.

Una vez que Superman puede regresar a la Tierra, se dirige de nueva cuenta a la torre de LuthorCorp. Una vez ahí, y en esta ocasión sin entrar a sus oficinas y flotando estático fuera de la ventana de Lana, Superman dice lo siguiente:

You might wonder sometimes –I now I have- What life would have been like had we…

Had you and I… had it been you instead of Lois.

And you might have wondered why it wasn’t you instead of Lois.

Lois would never have pushed the button.





“Lois jamás hubiera presionado ese botón” Lois podría haber tenido la oportunidad para lastimar o destruir a Superman, pero sin importar la razón, sin importar motivos o consecuencias, jamás lo hubiera hecho…

Así es el amor. Pones tu corazón en manos de alguien más, lo haces sin decírselo, sin preguntarte a ti mismo o sin consultarle, a veces, cuando menos te das cuenta, pusiste ya tu corazón en las manos de esa persona, y confías que cuidará de él, en que aún tenido la posibilidad de hacerte daño, renuncie a ella, porque también te ama.

“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.” (Antoine de Saint-Exupery)

Esta frase también la leí hace ya algún tiempo. Es del mismo autor de uno de mis libros preferidos, El Principito.

Ésta frase, que desde un principio suena muy bella, encierra una pregunta, ¿a qué dirección deben mirar juntos? ¿Cuál es la dirección correcta? Si uno mirara a los ojos de la otra persona o a su corazón, esa persona debería verse a sí misma para que ambos miraran en la misma dirección, sin embargo entonces su atención y sus esfuerzos estarían centrados en uno solo de ellos. Él o ella no pueden mirar hacia él o ella para poder cumplir con la premisa de la frase del autor francés. ¿Hacia dónde deberían mirar entonces?

Por mucho me hice esa pregunta. La primera respuesta que tuvo verdadero sentido para mí fue “hacia adelante”, de eso modo ambos podrían avanzar al lado del otro, de la mano, y ser apoyo y guía. Sin embargo, con el tiempo esta respuesta dejó de parecerme suficiente.

Entonces, ¿hacia dónde? Y de nuevo la respuesta me llegó en un libro, que poco tenía que ver con el amor.

La respuesta me pareció clara y obvia cuando por fin di con ella. “Hacia arriba”

Estamos prácticamente condenados a andar por la vida hacia adelante. Andar del presente hacia el futuro dejando atrás al pasado. Tenemos, me parece, muy arraigado el concepto de que vivir es avanzar, la vida es movimiento (la vida no es estática, como tampoco lo es el amor… amar=hacer… amar=mover… vivir= hacer(se)… vivir=mover(se)… amor=vida (¿?) ) pero bajo esa premisa la vida puede volver aburrida, monótona, no basta. ¿Qué pasa si además de todo, además del simple acto de movernos y avanzar, le añadimos el complejo acto de crecer?

Crecer no se limita simplemente a hacernos más grandes o más viejos, implica aprender, desarrollarnos, adquirir conocimiento y habilidades, dejar de ser lo que fuimos para convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos, una versión más completa, más acabada (definida), más como podemos ser en realidad. El acto de crecer implica el desarrollar y aprovechar nuestro potencial, potencial que inicia con la vida, cuando al unirse dos células crean una sola célula totipotencial ,con la capacidad de dar origen a otros tipos celulares, incluso pudiendo, desde una sola de estas células, dar origen a millones de células, tejidos, órganos), potencial que se sigue desarrollando a lo largo de toda nuestra vida.

Un amor que ambos estuviesen dispuestos a crecer, a ayudar a crecer al otro, en el que se busque ser una persona más y más completa cada vez, y al mismo tiempo compartiendo y ayudando a ser mejor al ser amado, ese es sin duda el fin último del amor platónico, del amor ideal… del Amor mismo…

Está claro que el amor el amor de pareja es únicamente una de las múltiples manifestaciones del Amor. El amor entre padres e hijos, el amor de hermanos, el que puede llegar a sentir un maestro por sus alumnos o un doctor por sus pacientes. Incluso como dijo Stieg Larsson ”la amistad es probablemente la forma más común de amor”. Y por supuesto, el amor empieza por uno mismo. Cuidando de uno, haciendo lo mejor para uno, siendo cada vez mejor, creciendo, para entonces poder cuidar y hacer por alguien más, dejando que el amor siga su curso natural. Dejando que fluya, que se derrame; que se multiplique.

Por último me quedo una reflexión, uno de mis momentos favoritos en la historia del Universo. Este momento ocurre el capítulo XXI de El Principito, es cuando el zorro le revela el gran secreto al Principito… Para mí, amar es domesticar, y en palabras del zorro domesticar significa crear lazos…

“Eres por siempre responsable de lo que has domesticado”

El amor une para siempre.

miércoles, 8 de enero de 2014

Presente, pasado y futuro

El pasado tiene cierto encanto, las posibilidades contenidas en él, los “¿qué hubiera sido?” “¿y si…” todo lo que pudo ser y no llegó a ser. Es tal vez ese potencial, todo lo que podría haber sido, haber cambiado, esa incertidumbre, la que nos lleva a navegar y perdernos en el pasado. No dejamos de preguntarnos porque nunca sabremos con certeza la respuesta a la pregunta sobre qué sería si algo hubiera sido o hubiéramos hecho diferente. La única verdad, y tal vez la única respuesta, es que las cosas entonces serían diferentes pero, ¿qué tanto?

Tal vez sea por ello que nos cuesta tanto trabajo soltar el pasado, por el potencial casi infinito que encierra. Pero algo seguro sobre el pasado es que no podemos cambiarlo.

Existe sin embargo otro lugar en el tiempo que también está lleno de infinitas posibilidades y al que sí podemos llevar el conocimiento y la experiencia que nos dejó el pasado, y llegamos a ese lugar constantemente, al mismo tiempo, constantemente lo estamos construyendo; es el futuro.

A diferencia del pasado que está lleno de hechos y experiencias que quisiéramos cambiar, de las dudas sobre qué hubiera pasado si nuestras decisiones hubiesen sido diferentes, el futuro aún no está determinado. Y tal vez, si dejáramos de aferrarnos al pasado y nos concentramos en traer a nuestro presente todas aquellas cosas que nos hicieron quienes somos, aquellas de las que no queremos volver a arrepentirnos, podríamos construir un futuro en que lejos de que nuestro pasado sea un lastre, se convierta en el cimiento firme de aquello que siempre quisimos alcanzar, tener o llegar a ser.

En la mitología romana Jano era un dios con dos rostros, uno que miraba constantemente al pasado y el otro observando constantemente el futuro, era también el dios de las puertas, de los principios y finales.

Pasado, presente y futuro están sin duda conectados. Uno es permanente e inmutable, salvo el cambio de percepción que podamos llegar a lograr sobre aquello que ya ha sucedido. El otro es breve y efímero, sin embargo vivimos en él constantemente. El tercero está siempre cada vez más cerca y se construye a cada paso que damos. Pero alguna vez el pasado fue futuro y fue presente. Y así sucede todo el tiempo.

Somos seres en constante cambio y constante transformación. No somos las mismas personas que éramos hace 5, 10 o 15 años, y sin embargo todas esas personas son nosotros y fuimos ella.

En una película de mi director de cine favorito, Eliseo Subiela, se dice algo semejante a lo siguiente: El “yo” que caminaba normalmente murió y nació entonces el “yo” que andaba en silla de ruedas, pero ahora él también ha muerto y ha nacido el yo que aprende a caminar con muletas. En esta vida experimentamos muchas vidas y vivimos muchas muertes…


Cada experiencia de nuestro pasado nos ha llevado a convertirnos en las personas que somos el día de hoy. La persona que somos en el presente dará paso a alguien nuevo, con otras experiencias, otras dudas, nuevas características. Lo importante es, que como Jano, no olvidemos de dónde venimos ni hacia dónde vamos.

jueves, 2 de mayo de 2013

El breve encuentro entre Livia y Marco Tulio


Tras el breve pero intenso encuentro en el Livia y Marco Tulio, la escena cierra así, con un joven Marco Tulio Cicerón que no sabe si ha estado soñando o se encuentra de verdad despierto, que ignora si el encuentro ha sucedido en realidad o no hasta que se da cuenta de que en su interior algo hace falta...


"-¿Volverás, Livia? -le preguntó él alzando la voz.

Pero ella no contestó. Desapareció como desaparece una ninfa y él se quedó solo en el bosque, preguntándose de nuevo si aquel breve y desconcertante encuentro había tenido lugar en realidad. Sólo estuvo seguro cuando sintió una profunda sensación de abandono, como si algo inefablemente encantador lo hubiera abandonado tras dejarse ver por un instante."

jueves, 14 de febrero de 2013

Fragmento de -La Reina de los Condenados- de Anne Rice

Lo siguiente se menciona con respecto a la relación entre Marius y Pandora, un amor tan viejo y eterno como dichos vampiros. Un amor de aquellos que existen pero no puede, por el bien de ambas partes, consumarse...

"El bienestar de Pandora siempre había sido crucial para su propia supervivencia. No necesitaba estar cerca de ella (mejor no estar cerca de ella) pero tenía que saber que se hallaba en alguna parte, que continuaba existiendo, y que podrían volver a encontrarse."